¿Por qué el Sol no ilumina el espacio?
Con el apoyo de un investigador, te explicamos por qué el Sol no ilumina el espacio o, mejor dicho, por qué el Sol ilumina en la Tierra.
Una pregunta frecuente, y que esconde una buena justificación, es la que aquí se plantea. No sólo se trata del Sol, sino de cualquier otra estrella del Universo. Estos cuerpos luminosos emiten una energía tan fuerte que resulta cuando menos curioso notar que el cosmos se mantiene en una relativa oscuridad. Entonces, ¿por qué el Sol no ilumina el espacio?
Con el fin de resolver la cuestión, platicamos con el Dr. Vladimir Avila-Reese, investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En una entrevista exclusiva con National Geographic en Español, esto fue lo que nos dijo.
La verdadera pregunta
Por principio de cuentas, el experto indica que realmente la pregunta debería ser ¿por qué en la Tierra el Sol ilumina tanto? Y es que desde aquí se aprecia un cielo con esa característica, mientras que el espacio luce oscuro.
Algo similar ocurre con una bombilla en la oscuridad, ejemplifica Avila-Reese, pues esta puede alumbrar muy bien en una habitación pero pobremente en un espacio abierto en la noche. Lo que se ve, a mayor dimensión, es que el Sol ilumina bien en la mitad de la atmósfera de la Tierra que apunta hacia él, aunque no así en la otra mitad o en el espacio interplanetario, donde prima la oscuridad.
Para entender “por qué el Sol no ilumina el espacio”, se debe ir por partes. A continuación la explicación.
Fuente de luz
El Sol es una estrella y por ende genera energía que sale de su superficie esférica principalmente en forma de radiación electromagnética o fotones. La mayor parte de esta radiación es en él visible, es decir es luz.
La estrella de nuestro sistema planetario es una poderosa fuente de luz. La radiación emitida por el Sol se emite en todas las direcciones del espacio, esféricamente. El flujo decrece rápidamente con la distancia, más exactamente inversamente proporcional al cuadrado de la distancia.
Dicho lo anterior, alguien en el espacio que observe hacia el Sol verá un flujo más y más débil a medida que se aleja. Pero además, verá la luz solo observando en su dirección, pues ella se propaga en línea recta; en otras direcciones, el espacio interplanetario es muy oscuro. De aquí surge el segundo punto.
Dispersión y reflexión de la luz
Para iluminar de manera más o menos uniforme un espacio dado se requiere de un medio que refleje y/o disperse en todas las direcciones la luz que proviene de una fuente.
Tomando de nuevo el ejemplo de la bombilla: un objeto como ese puede iluminar bien una habitación porque las paredes reflejan la luz, sin embargo, esta, en un espacio abierto, ilumina poco en la noche. En este momento entran factores como la distancia, dispersión de la luz, e incluso la presencia de otras luces y neblina.
En el caso de la Tierra, la luz que incide directamente del Sol, en la mitad que apunta hacia él, se dispersa por la atmósfera produciendo que toda ella se ilumine de manera uniforme. Además, el efecto mencionado es el que le da el tono azul al cielo diurno, pues la radiación en ese color es la que mejor se dispersa por las diminutas partículas de la atmósfera.
Con información de National Geographic