Arqueólogos protegen el patrimonio industrial en Tamaulipas. Recuperan vestigios del antiguo ferrocarril de Reynosa y construirán museo
La basura industrial también es arqueología del pasado. En el norte del país, donde los asentamientos humanos son tardíos y no se han registrado abundantes vestigios prehispánicos, como en el sur y centro, los arqueólogos exploran otras ramas de la arqueología para documentar las ocupaciones más modernas y descifrar la vida cotidiana de los habitantes del pasado y del desarrollo industrial en la zona.
Uno de esos proyectos es el realizado por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la antigua estación de ferrocarril de Reynosa, Tamaulipas, una ciudad fronteriza y paso de cientos de migrantes en su camino a Estados Unidos.
Fundada a mediados del siglo XIX, después de ser reubicada debido a constantes inundaciones, Reynosa es una ciudad relativamente joven que durante el Porfiriato tuvo una estación de ferrocarril que hasta 1997 transportó a personas de esa ciudad a otras del norte y al resto del país.
De esa antigua estación sólo quedan algunos vestigios arquitectónicos y el recuerdo de esa gran época que arqueólogos del INAH han desenterrado durante la supervisión de la restauración de un edificio de la primera mitad del siglo XX, que era la bodega de la antigua estación de ferrocarril. Actualmente, el ayuntamiento construye ahí el Museo del Ferrocarril de Reynosa.
Durante trabajos de salvamento, los arqueólogos recuperaron, junto a unos 50 rieles de hierro, clavos y elementos industriales de las antiguas vías del tren, una gran cantidad de botellas de vidrio completas y fragmentadas que fueron usadas para guardar aceite, productos de limpieza y farmacéuticos, así como botellas de refrescos y cervezas de marcas nacionales y de Estados Unidos que ya no existen.
En entrevista con Reporte Índigo, la arqueóloga encargada del proyecto Seidy Guadalupe Velázquez León resalta la importancia de recuperar estos vestigios industriales, ya que dan cuenta de la vida cotidiana de la estación ferroviaria, pero también de la ciudad y esa zona industrial.
Botellas como cápsulas de tiempo
Así, esta “basura” industrial recuperada en este lugar revela las formas de vida de esa población en el siglo pasado, en gran parte influenciada por los intercambios con Estados Unidos, así como el desarrollo industrial de la región.
“La vida cotidiana de los habitantes de Reynosa desde el siglo XIX y XX ha estado muy ligada con Estados Unidos, principalmente con McAllen, entonces, lo que hallamos fueron botellas de refrescos, tanto mexicanos como estadounidense; algunos regionales, que actualmente muchos ya no se elaboran, en su mayoría provenientes de la ciudad de Monterrey”, comenta.
La investigadora del INAH recuerda que, a principios del siglo XX, la ciudad de Monterrey vivió una suerte de revolución industrial con el establecimiento de fábricas de hierro y acero, de vidrio, así como una gran cantidad de fábricas de refrescos, bebidas gasificadas y cervezas, productos que por el clima en la región tuvieron una gran importancia.
Además, estos materiales dan cuenta de algunas marcas que ya no existen, como refrescos de Bimbo, Peña Blanca; y otras de Estados Unidos, antiguas bebidas de la reconocida marca Dr. Pepper o de Coca Cola.
Otros materiales localizados fueron contenedores de productos de limpieza de la marca Hi-lex, que producía lejías y cloros para las actividades domésticas.
Según la arqueóloga del Centro INAH Tamaulipas, todos estos objetos serán exhibidos en el Museo del Ferrocarril de Reynosa, el cual está en proceso de construcción y prevén abrir en un año y medio o dos.
El proyecto, que está siendo ejecutado con recursos del ayuntamiento de Reynosa, también exhibirá los vestigios de las antiguas vías del tren recuperadas en la excavación, como rieles que miden desde 50 centímetros hasta 3 metros, con un espesor de 5 hasta 30 kilos, así como los clavos y otros elementos de acero.
Los retos para proteger la arqueología industrial
En México, la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 divide la salvaguarda y conservación del patrimonio entre dos instituciones: el INAH, que atiende los bienes arqueológicos, anteriores al siglo XVI, y los históricos, construidos entre los siglos XVI al XIX; y el INBAL, que tiene a su cargo el patrimonio artístico del siglo XX en adelante. Sin embargo, el INBAL no cuenta con todas las herramientas y normas actualizadas para defender el patrimonio producido después de 1900, que pertenecen a periodos importantes de la historia, como el Porfiriato, cuando el país registró un importante desarrollo arquitectónico e industrial.
Por eso, Velázquez León considera necesario modificar la ley para ampliar los periodos de protección de construcciones u obras que, como esta antigua estación de ferrocarril, tienen más de un siglo de vida y que ya podrían considerarse monumentos históricos protegidos.
“Se protege hasta principios del siglo XX y nosotros en el norte, todo nuestro patrimonio es más tardío, nos gustaría que se ampliara más para proteger esos monumentos”, dice la arqueóloga, quien añade que desde el INAH Tamaulipas se han comprometido en buscar distintas vías legales para proteger el patrimonio industrial.
Ese fue el caso de la supervisión y excavación que realizaron en este sitio donde se construirá el nuevo museo, ya que se trata de un edificio de la primera mitad del siglo XX, por lo que, por ley, correspondía al INBAL supervisar la restauración, pero este instituto no tiene sede en Tamaulipas, por lo que dieron “los derechos de supervisión de la obra al INAH”. Y fue gracias a esto que ahora se podrá conocer una parte de la historia de esta ciudad.
Recuperar la identidad
La propuesta del museo tiene como objetivo “generar un sentido de arraigo en la población local”, pues aunque en la actualidad se trata de una ciudad fronteriza y de paso temporal para migrantes, también hay personas que han echado raíces en ese lugar y que están en busca de construir una identidad.
“Para mí eso es lo importante: recuperar esa identidad que se perdió por ser una ciudad estratégica de cruce, pero que muchas veces termina siendo su ciudad y los lugares donde uno llega a vivir pasan a ser parte de uno”, dice la arqueóloga Seidy Guadalupe Velázquez León.
Con información de Reporte Indigo